top of page

Descubre el parque mientras escuchas sus sonidos. El lugar favorito de los hermanos Aguilera para decir sus piropos.

Paisaje sonoro del Parque
00:00 / 02:59
La cancha es un espacio importante para el pueblo
Noches de juego
Arte y deporte
Cualquiera puede entrar
Un espacio lúdico para los más pequeños
Tienda de jugos y comida
Está ubicada detrás de la cancha
Naranjas frescas
Un lugar predilecto para los deportistas que suben
La cocina es una fuente importante de ingresos para los habitantes locales
Todo queda cerca: al fondo, la sacristía
La ñapa
¿Cuántas sonrisas oculta un tapabocas?

La selección Nimbus

 

3:14 pm. El sol cruza las montañas y calienta el pavimento de la cancha de Nimbus. El Diablo Aguilar presiente la gloria, pero está agotadísimo. Desde las bancas, los gritos detrás de los tapabocas animan los últimos minutos del partido. ¡La lleva Papo, la deja atrás para el Diablo Aguilar…! Pero no responde bien, la gloria se le desliza como gotas de sudor. Toca para Chuleta, para de pechito, tira con fuerza celestial y… pega justo en el ángulo derecho.

¡Chuleta, Chuletica… casi, Chuletica!

Recupera el oponente, avanza hasta medio campo. Al Diablo Aguilar no le da, pero ojo ahí: se viene Papo, señoras y señores. ¡Mira cómo se roba la pelota! Papo, campeón, contigo nos olvidamos de la pandemia, ¡corre, Papo, corre! Cambia de banda, le alcanza Chuleta en el lateral derecho y… falta, eso es falta. Se calienta la camiseta con una entrada sucia del equipo visitante.

El árbitro muestra un minuto en su reloj.

El corazón del Diablo Aguilar se resigna. Se acerca el pitazo final. ¡Levántate, Chuletica! Pelota quieta, pase para Papo, que corre campo arriba. ¡Vamos, campeón! La lleva Papo y… ¡centro para el Diablo Aguilar! Como el ave fénix… ¡Mira cómo flota el Diablo, cómo vuela el Diablo! La camiseta es tuya, crack. Cabezazo desde el límite del área, la clava entre las piernas y… ¡gol, gol, gol! ¡Gooooool! ¡Golazo del Diablo Aguilar! Se saca la camiseta, su mamá lo carga y suelta el grito que la cuarentena le había reprimido. ¡7 añitos y ya gritamos tu nombre! ¡Que Nimbus nunca te olvide!

bottom of page